Fue la asíntota. Necrología Macrista.


asíntota

  1. En geometría, línea recta que, prolongada indefinidamente, se acerca progresivamente a una curva sin llegar nunca a encontrarla.


 --Cuando yo digo una palabra  -afirma Humpty Dumpty-- significa aquello que yo quiero que signifique; ni más ni menos.

--La cuestión es -contesta Alicia-- si uno puede hacer que las palabras signifiquen cosas distintas.

--La cuestión es --replica Humpty Dumpty-- quién es el que manda, y se acabó.


"Alicia a través del espejo" de Lewis Carroll.


1. El gobierno de Mauricio Macri nació muerto. Nunca ha existido. Fue a lo sumo, un ejercicio de pensamiento digno de Humpty Dumpty, significó lo que significa ejercer una huella de poder en el vacío. Porque sí, porque el vacío manda y san se acabó. Así de simple. Una chispa de nada entre suspiros. Perfecta sospecha de un trueno en un cielo nublado que despeja el viento. Lo que hubo desde el origen fue el suspenso. En suma, supina insinuación, un cero que vacila entre dos extremos, cual péndulo, para entregarse finalmente a la escala de los números negativos. La nada que se incrementa a sí misma ya no duda, es pura montaña mágica de ausencia en fuga. Todo lo que se pierde y no se transforma.

Llamemos a este error de la naturaleza asíntota, que es aquello que cae sin tocar fondo nunca. Infinita agonía de un cuerpo fantasma. Una sombra ya pronto serás, pero ni eso alcanza a ser la asíntota. Morder un pedazo de tiempo concreto, carne política que palpita, devorar una cuantas conciencias, eso hubiera sido tocar algo de la rugosidad misma de aquello que llamamos realidad, esa red de accidentes que genera alguna que otra caótica tendencia y también piel de gallina, palpar la entraña de una patria posible desde la imposibilidad misma. Pero nada. Ni las migas del pan en la mesa, ni la cáscara de la mandarina.

2. Claro que el vacío en su despliegue duele. No hace falta ser Buda para saberlo. Las cifras acumuladas del "vaciamiento" abruman. Perforan el músculo del bolsillo, enroscan el ombligo, atragantan. Ni falta que hace invocarlas. La calle, el pueblo de a pie, nosotros, conocemos de memoria la secuencia. Fotograma a fotograma. Un otoño instantáneo y sus siete plagas de hambre, injusticia, desempleo, inflación, mentira vestida de cordero, mosca en la sopa, y de frutilla sobre la crema eclipse total de horizonte, alcanzan y sobran como botón de muestra. ¿Qué necesidad había de tanta insignificancia? Probablemente, la asíntota tienda al No Ser de manera infinita, y en esta misma proporción, la masa de una irrealidad absoluta la justifique. Pero, ¿ante quién? Ante el mismo fantasma que la pronuncia. Es la calavera la que habla a Hamlet. Y monologa.

3. La vacuidad se hace cuerpo, al menos en parte, en una promesa continua. La promesa que abre el ciclo es la de erradicar el pasado desde un futuro que aún resta por ser configurado. En esto no hay diferencia, toda política masiva implica una apuesta. El problema es apostar al vacío. En cierta medida, la idea de tabula rasa es la utopía de las elites nacionales desde el mismo origen. Ya los colonizadores hispanos entendían que estas pampas eran una suerte de res nullius. Y los nativos fueron considerados cuasi-subhumanos. Este diagnóstico nunca cambió. Lo que fracasó fue el intento de reemplazar nativos por europeos civilizados. En gran medida porque no hay lugar más pleno de Barbarie que la Europa Civilizada, y los ejemplos abundan. En el caso puntual del "gobierno" macrista, el pecado capital vendría a encarnarse en el laxo concepto de peronismo; 70 años de bestias gobernándonos y dando más lugar al vulgo en la esfera pública, de lo que este merecería. Pararse desde un lugar que no existe para ir hacia donde tampoco es posible llegar, porque no hay puentes entre un desierto y otro, es parte sustancial del problema cambiemita. Tanto horror vacui sólo multiplica la incertidumbre. Por lo tanto, la solución que se ofreció fue fugar para adelante. Esto es: que gobierne el miedo. El miedo al pasado, el miedo al presente del pasado, el miedo al retorno del pasado en el futuro. Demás está decir que vivir de excusas, es la única línea argumental conocida del Macrismo. Sufrir hay que sufrir, pero con la convicción de que al final del arcoiris habrá un tesoro. Lluvia de inversiones, lo peor ya pasó, el crecimiento esencial es invisible al bolsillo. No mucho más que esto. Y en caso de emergencia, que gobierne el FMI, es decir, Estados Unidos. Un país serio, no como el nuestro.

4. La conclusión estaba al principio. El final es, como sugiere una canción, en donde partimos. No se construye poder desde el vacío, salvo que se renuncie por completo al poder. Error de posición, error de destino. Aunque perdure la sombra terrible de Cambiemos, en su afantasmado Macri y adláteres, nada fue, nada será, nada ha sido.









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